Desde el barato agujero junto a la frontera ruso-ucraniana, apenas una fonda (pero muy simpáticos y con una sopa estupenda) hasta el hotel de cuatro estrellas en Odessa, pasando por cámping en Roma y Youth Hostels en varios sitios, el ciclista comprueba la variabilidad de la suerte humana.
Rueda fortuna.
Rueda fortuna.
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